Si
pudiera darle paso,
antes
de llegar al paraíso,
a
las aguas cristalinas
y a
los anhelos
compartidos
de un nuevo
idilio,
sin duda,
serías esa elegida
para volver
a nacer,
en
la sonrisa de unos ojos
que velan un
deseo,
tan libre
que me inquieta,
y,
como canto de
Orfeo,
me aloja en
el aura purpúrea,
que
guarda recelosa,
todos
tus pasos en el garboso
mar
de mis principios.